
Este fin de semana es para los discos que están repletos de canciones inmaculadas.
De esos en los que no salteamos ni un tema. Seguramente todos tenemos recuerdos de discos que escuchamos hace mucho que cumplían con esa regla, pero cada vez nos pasa menos. Un poco producto de que no hay discos clásicos, otro poco porque tenemos tanta música a disposición que es improbable quue lleguemos a escuchar el tema 11. En fin, creemos que sigue habiendo discos llenos de buenas canciones y aquí empezamos con el primero de ellos:
Rules es un disco que no debe faltar en ningún living, es más, tiene tantas funciones que podría conseguirse en un Llame Ya. Pero en este caso la publicidad no engaña y es recomendable tenerlo siempre a mano: es música de fondo para una fiesta animada y sirve para robar la pregunta que todo buen anfitrión espera -que bueno, ¿qué és esto?-. Es un disco compañero para cuando el sillón te queda solo para vos, es ese tipo de discos que te pone un trago en la mano, uno rico, el que mejor te sale, hasta te hace sentir que tu terraza despegó y aterrizaste en Oslo. Pero por sobre todas las cosas es ideal para hacer el movimiento autómata que nos salvará: mover la patita.
Lo que nos captura de entrada de esta banda además de su irresistible groove es su sonido. Pareciera como si el primer paso, antes de tocar una sola nota hubiera sido definirlo. La batería va a sonar de esta manera, la guitarra de esta otra, el bajo siempre grueso y claro y el rhodes le va a poner color. Y que entonces las canciones aparecieron solas. Canciones que juegan mucho con el silencio, nunca hay un colchón de teclados, todo se une con guitarras que apenas marcan rumbos, el mood casi dance de la base rítimca, un rhodes que por momentos toca un jazz mínimo y un teclado vintage que nos lleva a pista de baile. Pero nada se superpone, todo está al servicio del groove. Erlend Oye, el cerebro inquieto detrás de Whitest, deja que nuestros oídos completen lo que falta. Por favor disfruten.
Whitest Boy Alive - Rules