
Luego de mucho hacerlo esperar, estuvimos disfrutando el último disco de esta enérgica banda neoyorquina. Ahora, escuchando Zero la pregunta es: sigue siendo tan enérgica? No en los niveles de su clásico Fever to Tell. Pero como toda banda joven que madura, su energía empieza a pasar por otro lado, se sofistica, y muta en distintos niveles. Zero es punk pero con bola de espejos en el medio, algo que Blondie patentó en los no tan lejanos 80´s. Seguramente Karen O ya no se golpea y sangra en escena, pero con esa mezcla de sintetizadores, bases machacantes, y guitarras fugaces, Zero nos traslada la furia a nuestra cabeza en vez de a nuestro cuerpo. Porque quizás en sus shows la cosa ya empieza a pasar por otro lado, más sensorial, no tan bailable y pisoteado. Pero al final, cuando todo termina y volvamos a casa, vacíos pero felices, en nuestra cabeza siga dando vueltas todo, y eso también es energía señoras y señores.