
El proyecto Record Club de Beck se ha ganado el premio al pequeña y mediana empresa musical del año. De la mano de la creatividad y una abultada agenda telefónica este proyecto, que tiene el objetivo de reversionar discos clásicos del rock con grandes músicos invitados, de una sola toma y sin ensayo previo, nos sigue sorprendiendo por la constancia y el calibre de los amigos que deciden ir a jugar un rato al estudio.
La tercera entrega de Record Club reune a estos pesos pesados del folk para homenajear a Skip Spence, un Syd Barret pero de la escena acústica americana y con una historia digna de conocer...
Este músico canadiense tuvo su mayor pico creativo en el año 1969 cuando grabó Oar, un disco de folk psicodélico chocante, inabarcable a primera escucha pero muy bello para los valientes oídos que se dejan que un disco los convenza de a poco. Luego de ese disco desapareció de la vida pública y murió olvidado en 1999. Gracias al blog Aventuras Psicodélicas nos enteramos que, al igual que Syd Barret, Skip tenía algunos problemas mentales producidos por su adicción a los ácidos, y hasta llegó a querer golpear a sus compañeros de banda Jerry Miller y Don Stevenson armado con un hacha de bomberos. Lógicamente fue internado y en esos seis meses de encierro escribió las canciones de Oar, el disco que Beck, con la ayuda de Wilco y Feist decidieron homenajear.
Compartimos de esta sesión, Little Hands, y dejémonos llevar por la cara de Jeff Tweedy jugando con su guitarra y animándose tímidamente al micrófono. Quizás en esa cara de desconcierto placentero esté el espíritu de Skip Spence. Porque seguramente Beck lo llamó y Skip decidió caerse en el estudio, no con un hacha, pero sí con ganas de disfrutar el homenaje que la comunidad folk americana le debía a Oar.